¿PI TAMBIÉN ESTA EN LA NATURALEZA

Una imagen diferente de ver a Pi..

MIS CHICOS DE 5TO DE CIENCIAS "A"

Un grupo participativo, interesado, colaborador, aplicado en sus labores académicas.MUY BUEN GRUPO!!!.

ASÍ TAMBIÉN SE APRENDE!!!

Desarrollo de la Obra de teatro conociendo un poco de PITAGORAS al ESTILO URBANO.

CALENDARIOS ESCOLARES 2012

En su 3er año de su nacimiento a petición de los Estudiantes..

Acto de Grado del Año Escolar 2011-2012

Culminación de una Gran labor desarrollada durante el Año Escolar 2011-2012 de la mano de los Padres y Representantes.

miércoles, 31 de octubre de 2012

LA LUNA Y LAS MATEMÁTICAS


UN POCO DE HISTORIA





Los primeros dibujos conocidos de nuestro satélite los realizó Leonardo da Vinci entre 1505 y 1508. El aspecto general de los mares lunares era claramente visible pero no les asignaba ningún nombre. En 1600, William Gilbert, médico de la reina Isabel I y descubridor del campo magnético terrestre, hizo un dibujo no demasiado esmerado, y por primera vez bautizó los mares. Britania fue el nombre del actual Mar de las Crisis, mientras que al Mar de las Lluvias lo llamó Regio Magna Orientalis. 
Esta nomenclatura pretelescópica no aguantó el embate de los primeros mapas lunares, realizados con la ayuda óptica del telescopio. Ahora se sabe que el inglés Thomas Harriott fue el primero en observar la Luna con telescopio el 5 de agosto de 1609, cuatro meses antes que Galileo Galilei. Pero no fue hasta 1611 que publicó su mapa lunar donde asignó números y letras a las diferentes formas que descubrió. El 30 de noviembre de 1609, Galileo Galilei observó y dibujó la Luna, sin embargo, a diferencia de Harriott, interpretó lo que había visto como montañas, mares y cráteres. Y es que el toscano, que era matemático y conocedor de la perspectiva, descubrió sombras y relieves donde Harriott solo había visto formas llanas. 
La selenografía empezó de hecho con Michael Florent van Langren (Langrenio) y su mapa fue primero manuscrito y después publicado en grabados desde 1645. Como cosmógrafo del rey Felipe IV de España y cortesano adulador, denominó mares y cráteres con nombres de la realeza y nobleza europea –como por ejemplo Felipe IV, Mar Austriaco o Mar Borbónico–, pero también con nombres de filósofos, científicos y exploradores. Aparecen 325 nombres, de los cuales la mayoría han desaparecido o están en otro lugar. Solo quedaron Langreno, Endimión o Pitágoras.
Más relevante desde un punto de vista cartográfico, pero aún más decisiva desde el punto de vista de la nomenclatura, es la aportación, en 1651, de los mapas delAlmagestum novum del jesuita de Ferrara Giovanni Battista Riccioli. Este astrónomo y físico, desde su observatorio de Bolonia, construyó una enorme red de colaboradores por toda Europa, sobre todo jesuitas.
En los mapas de Riccioli, se encuentra, por primera vez, un criterio coherente para denominar los accidentes lunares. Mares y tierras recibieron denominaciones de sabor astrológico medieval como Mar de las Crisis, Mar de las Lluvias, Mar del Néctar, Mar de la Fecundidad o Mar de la Tranquilidad. Los cráteres recibieron nombres de filósofos y astrónomos antiguos y modernos. Por ejemplo, Arquímedes, Aristarco, Aristóteles, Copérnico, Platón, Tycho, Eratóstenes, Kepler, Galileo, Alphonsus (Alfonso X el Sabio) o Grimaldi, su discípulo. El cráter Mutus, situado cerca del polo sur lunar, era bautizado en reconocimiento al astrónomo e ingeniero militar mallorquín Vicenç Mut, y Munosius era dedicado al astrónomo valenciano del siglo xvi Jeroni Muñoz. La mayoría de estos nombres se han conservado. Algunos, sin embargo, como el de Muñoz, se asignaron más tarde a otros personajes.
Johann Heinrich Mädler, desde el observatorio del banquero Wilhelm Beer, se dedicó a la observación del planeta Marte, y trazó su primer mapa real, pero también hizo estudios de la Luna. De nuestro satélite realizó un primer mapa exacto que publicó en cuatro volúmenes, del 1834 al 1836, el Mappa Selenographica. En esta obra, que no fue superada hasta cuatro décadas más tarde, incorpora 133 nuevos nombres de astrónomos, geógrafos, matemáticos y naturalistas. Además, Beer y Mädler establecieron el sistema de designar los cráteres secundarios asignándoles una letra asociada a un cráter próximo. La mayoría de los cartógrafos posteriores adoptaron esta notación.
SABÍAS QUE......

¿Sabes cómo se ponen los nombres de los accidentes geográficos de nuestro satélite? Pues tanto de ello como de la denominación de los nuevos planetas y demás cuerpos celestes que se van localizando se encarga la Unión Astronómica Internacional. Actualmente (año 2012) la UAI tiene unos 10000 miembros individuales (astrónomos profesionales y muchos doctorados) y 70 miembros nacionales, que representan a 70 países afiliados a la UAI. Su actual presidenta es la astrónoma francesa Catherine J. Cesarsky (más información sobre la UAI en la Wikipedia en inglés).
Vamos al tema. ¿Matemáticos en la Luna? ¿Dónde? Pues en los cráteres de impacto (es decir, cráteres provocados por el impacto de algún meteorito) que presenta la superficie lunar. Y es la UAI quien se encarga, como hemos comentado antes, de poner nombre a estos cráteres.
Son muchísimos los matemáticos que dan nombre a un cráter de impacto de la Luna. Por ejemplo, el gran Niels Henrik Abel pone su nombre a uno, así como Carl Friedrich Gauss o Leonhard Euler. Entre estos tres, el mayor es el de Abel, que tiene 122 kilómetros de diámetro.
Pero, como decimos, son muchos los matemáticos repartidos entre los cráteres lunares. Por orden alfabético, tenemos a Abul Wáfa, John Couch Adams, George Biddell Airy, al-Batani, Alhacen, al-Khwarizmi, Petrus Apianus, Apolonio de Perga, François Arago, Arquimedes, Arquitas, Aryabhata, George Atwood, Autólico de Pitane, todos ellos relacionados de forma más o menos directa con las matemáticas y todos ellos con un cráter de impacto lunar con su nombre. Y estos son solamente los que están en la letra A.
Como la lista es tremendamente grande, simplemente os voy a dejar los nombres más importantes y/o conocidos dentro de las matemáticas que dan nombre a uno de estos cráteres. Estos son Charles Babbage, Isaac Barrow, Jakob Bernoulli, Johann Bernoulli, Friedrich Wilhelm Bessel, George David Birkhoff, Ludwig Eduard Boltzmann, János Bolyai, Rafael Bombelli, George Boole, Émile Borel, Ruđer Bošković, Luitzen Egbertus Jan Brouwer, Jost Bürgi, Georg CantorGirolamo CardanoÉlie CartanGiovanni Domenico Cassini, Augustin Louis Cauchy, Bonaventura Cavalieri, Arthur Cayley, Pafnuty Chebyshev, Alexis Clairaut, el marqués de Condorcet, Jean-Baptiste le Rond d’Alembert, Augustus de Morgan, Gérard Desargues, René DescartesDiofanto, Peter Gustav Lejeune Dirichlet,EratostenesEuclidesEudoxo de CnidosLeonhard EulerPierre de Fermat, Jean Baptiste Joseph Fourier, Galileo Galilei, Évariste Galois, James Gregory, William Rowan Hamilton, Thomas Harriot, Oliver Heaviside, Charles Hermite, Herón de AlejandríaDavid Hilbert, Hypatia de Alejandría, Carl Gustav Jacob Jacobi, Sofia Kovalevskaya, Joseph Louis LagrangeJohann Heinrich LambertGabriel Lamé, Henri Lebesgue, Adrien Marie Legendre, Gottfried Wilhelm von Leibniz, Tullio Levi-Civita, Joseph Liouville, Nikolai Lobachevsky, Aleksandr Lyapunov, Colin Maclaurin, Andrey Markov, Menelao de Alejandría, Gerardus Mercator, Marin Mersenne, Hermann Minkowski, August Ferdinand Möbius, Gaspard Monge, John Napier, Simon Newcomb, Isaac Newton, Nicolás Oresme, Blaise Pascal, Benjamin Peirce, Yakov Perelman, PitagorasJohn PlayfairHenri Poincaré, Siméon Denis Poisson, Jean-Victor Poncelet, Regiomontano, Bernhard Riemann, Philipp Ludwig von Seidel, Waclaw Sierpinski, James Joseph Sylvester, Igor Tamm, Brook Taylor, Tales de Mileto, Evangelista Torricelli, Francois Vieté, Vincenzo Viviani, Vito Volterra, Karl Weierstrass y Norbert Wiener. Y estos son solamente los más conocidos, hay unos cuantos más cuya relación con las matemáticas existe pero es más tangencial.
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domingo, 28 de octubre de 2012

EL SECRETO DE LA MAQUINA ENIGMA


El Matemáticos Alan Turing y el secreto de la Máquina Enigma


Muchos creen que Alan Turing, que recibió la Orden del Imperio Britanico por ello, fue el responsable de las técnicas matemáticas de criptoanálisis que revelaron el secreto de la máquina Enigma, utilizada por los nazis para cifrar sus conversaciones militares. Sin embargo, entre 1932 y 1938, el servicio secreto polaco (Biuro Szyfrów), gracias al criptoanálisis de la máquina Enigma de tres ruedas realizado por Marian Rejewsky, fue capaz de descifrar el 75% de los mensajes cifrados que lograron interceptar. Nos lo cuenta estupendamente B. Jack Copeland, “Enigma,” pp. 217-264 in “The Essential Turing. Seminal Writings in Computing, Logic, Philosophy, Artificial Intelligence, and Artificial Life plus The Secrets of Enigma,” Edited by B. Jack Copeland, Clarendon Press, 2004. Todos los que quieran saber más sobre la vida y obra de Turing deberían leerse este libro de Copeland.

En septiembre de 1938 los nazis cambiaron el sistema para asignar claves diarias. Pocas semanas más tarde, Rejewsky y sus colegas desarrollaron dos nuevos métodos de criptoanálisis, uno basado en hojas de papel perforadas con agujeros que permitían determinar la nueva clave diaria y el otro basado en una máquina  electromecánica (diseñada por Rejewski y el ingeniero Antoni Palluth) a la que llamaron “bomba” (en plural “bomby”). El nombre “bomba” fue elegido de forma jocosa; no sabían que nombre elegir y mientras le daban vueltas al asunto, uno de ellos disfrutaba de un postre helado de origen francés que en polaco recibía el nombre de “bomba” (versión polaca del francés “bombe”). En noviembre de 1938 ya disponían de seis “bomby” en operación, capaces de descifrar en dos horas lo que de otra forma requería unas 200 horas de trabajo de una persona. Sin embargo, en diciembre de 1938, los nazis añadieron dos ruedas más a la máquina. Los recursos disponibles por el Biuro Szyfrów polaco no eran suficientes para fabricar todas las réplicas necesarias para cubrir todas las combinaciones posibles de las ruedas de la máquina (donde antes bastaban 6 diferentes ahora eran necesarias 60 y por cada una había que fabricar 36 réplicas). Los polacos necesitaban ayuda.
En julio de 1939, los polacos invitaron a los servicios secretos francés y británico a una pequeña ciudad cerca de Varsovia, llamada Pyry. Toda la información criptoanalítica, incluyendo el método de la bomba, el de las hojas perforadas y sendas réplicas de la máquina Enigma fueron cedidas a sus aliados. En aquel momento, Dilly Knox (becario del King’s College, como Alan Turing), había descubierto en el GC & CS de Bletchley Park (Government Code and Cypher School) un método de criptoanálisis muy similar al de Rejewsky, pero era inútil sin una copia de la máquina Enigma en la que estudiar su cableado. Sin esta réplica y la información cedida por los polacos, Knox y Turing no habrían podido iniciar su trabajo hasta mayo de 1940, cuando los británicos pudieron capturar varias máquinas Enigma en Noruega por sus propios medios.
En Pyry, Knox comentó que la “bomba” no era flexible y que cualquier cambio en el sistema de transferencia de claves podía hacer que se volviera inútil. De hecho, así ocurrió en mayo de 1940. Había que desarrollar una máquina mejorada mucho más flexible, la “bombe” de Betchley Park (en noviembre de 1939 la llamaban “superbombe,” pero más tarde se impuso el nombre más simple de “bombe”). Turing fue el responsable de su diseño. La “bombe” contenía 36 réplicas de la máquina Enigma, algunas decenas de miles de cables y un millón de soldaduras. En enero de 1940, los británicos devolvieron el favor a los polacos cediéndoles una copia de la nueva “bombe.” La máquina sufrió múltiples mejoras, como la adición del panel diagonal diseñado por Gordon Welchman. Por cierto, una de las estudiantes de Welchman, Joan Clarke, colaboró codo con codo con Turing en el desarrollo de este panel hasta el punto que en 1941 se comprometieron en matrimonio, aunque el compromiso duró poco tiempo. Para distinguir la nueva máquina de la antigua se le puso el nombre de “Spider,” aunque más tarde cuando se abondonó el diseño antiguo volvió a usarse el nombre de “bombe.”
El éxito de los británicos en Bletchley Park fue rotundo. En 1942, el GC & CS era capaz de descifrar unos 39.000 mensajes codificados con la máquina Enigma al mes. Alrededor de 1945, Bletchley Park tenía unos 9.000 empleados.
Por cierto, el papel de Turing en el descifrado de la máquina Enigma Naval (de la que ni polacos ni británicos disponían de una réplica) será motivo de una futura Nota Dominical.

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